La principal diferencia observable en ambos
tipos de patología, pasa por un éxito o fracaso a la hora de controlar el peso.
Aquellos/as pacientes anoréxicos/as, se caracterizan por un estilo conducta controladora,
en el que todas las acciones se encaminan a obtener pérdida de peso, de forma
minuciosa y llevada al extremo. Es bastante común en estos pacientes el uso
controlado de laxantes o vómitos dirigidos con un control férreo en momentos
determinados del día y ejercicio físico intenso y diario (anorexia purgativa),
el control de absolutamente todo lo que se ingiere (tanto en comida como en
bebida), el control de hidratos de carbono, proteínas y evitación de cualquier
tipo de grasas (anorexia restrictiva). Suelen ser alumnos/as brillantes y con
bastante éxito social. Poca gente es consciente de su problema hasta que
empieza a hacerse evidente con una extrema delgadez, que las pacientes tratan
de camuflar con ropa ancha o muchas capas de ropa.
Los/las pacientes con bulimia, se caracterizan por un estilo de personalidad más ansioso que los anteriores. Hay un verdadero descontrol en los hábitos alimentarios, llegando a llevar regímenes muy duros (en donde pueden pasar días enteros sin comer), intercalados con momentos de ingesta compulsiva (atracones) en el que pueden comerse todo lo que contiene una nevera. Es frecuente que tras la ingesta compulsiva de alimentos, aparezcan sensaciones de malestar, culpabilidad y profunda ansiedad, que eliminan de forma compulsiva mediante el uso de laxantes, vómitos o ejercicio compulsivo, que ejecutan de forma intensa y descontrolada tras los atracones, provocando una sensación de bienestar al realizar dichas acciones compensatorias. La pérdida de peso no es tan evidente, por lo que son personas que pueden pasar desapercibidas por su aspecto físico.
Distinguir entre estos dos tipos de patología
no es siempre tan evidente, pudiendo haber períodos de bulimia en una persona
anoréxica y al revés.
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